Crónica: Gente Que Hace Grande la Historia del Zulia, IV entrega…

Las décadas de 1960 y 1970 las mejores
épocas del béisbol “Doble AA” en el Zulia

Uno de sus protagonistas, Guillermo “Memo” Larreal, es gloria del deporte zuliano. Ejemplo de constancia, disciplina y responsabilidad para las nuevas generaciones de peloteros. Subió cada escalón de ese deporte hasta llegar a jugar con Águilas del Zulia

Amigo y único solista vivo que cantó al lado del Monumental de la Gaita. Descubrió, formó y preparó a valerosos peloteros que igual que él han enaltecido el nombre del Zulia y Venezuela más allá de nuestras fronteras

Siempre en la historia del estado Zulia el desarrollo y la expansión de la práctica del béisbol seguirá ligada a la presencia norteamericana a mediados del siglo XIX y comienzo del XX, respectivamente.

La riqueza petrolera bajo tierra era inmensa, pero en la superficie otra fuente de energía estaba formándose poco a poco en figuras talentosas que brotaron y le dieron presencia, excelencia y grandeza al pasatiempo más popular de todos los tiempos en Venezuela.

Distintas épocas han transcurrido en el desarrollo del béisbol en el estado Zulia. Son diversas las facetas, figuras inmortales o momentos de gloria que recogen los libros de la historia, cuando los “musiuos” trajeron a Cabimas los primeros “aperos” y armaban entre sus empleados y gente de esa ciudad petrolera, “caimaneras” que irían multiplicando el interés de aprender en los más jóvenes.

“Aunque los nombres específicos de esos pioneros cabimeros del siglo XIX son difíciles de rastrear, su legado fue fundamental para el desarrollo del béisbol en la región petrolera zuliana, con figuras como Hernán Alemán, Andrés Finol, Joaquín Barboza, Guillermo Belloso y Marcos Urrutia, fundadores de Los Petroleros de Cabimas, que representan la evolución de esa pasión deportiva en la zona”, según dice una investigación.

En diferentes épocas, el crecimiento de la pasión, gloria, categorías de organización o el nombre de figuras que han trascendido con el pasar de los años, transformaron la conformación de nuevas formas de organización de los equipos con el nacimiento de rangos en los que pre-infantiles, infantiles, junior, juvenil, amateur y profesional pasaron a ser la nomenclatura que distingue la ubicación de los jugadores.

Nace el “Doble AA”

Una de ellas, la del “Béisbol AA” o “Doble AA”, en las décadas de 1960/1970 han sido quizá la más destacadas que cualquier otra en el desarrollo del béisbol en el estado Zulia. Edicto Acosta, Gustavo Fernández, Jesús Oviedo, Rigoberto Mora, Romer Vezga, Adán Morales o Jesús Hernández, entre muchos, han sido pioneros y referencia en el desarrollo de esta categoría deportiva en toda Venezuela y la Cuenca del Caribe. En el país, el Distrito Federal y Anzoátegui, integraron a fuertes rivales de los zulianos.

Su nombre de pila es Guillermo Enrique Larreal Parra o “Memo”, su apodo de familia. El es otro miembro de esa cantera de excelentes exponentes del “Béisbol Doble AA” en nuestra región quien forma parte de la Gente Que Hace Grande la Historia del Zulia. Su vida, en dos tiempos ha sido el norte de su existencia, es decir, el béisbol y la gaita que describe en esta IV entrega especial.

*En la calle comenzó todo

Larreal hoy tiene 81 años de edad y dice haber nacido el primer día del año en 1944 a la 6 a.m. cuando un nuevo día despuntaba el amanecer de la Maracaibo de la época, llena de casas coloridas y de largos pasillos en su entrada, que existieron en la calle Venezuela, cuando los saladilleros y empedraeros no sabían nada de “piquetas” ni de “remodelación” que años después devastaría y destruiría la historia de una ciudad y su hermoso paisaje arquitectónico de influencia europea.

Hijo de Rosa Elena Parra de Larreal (+) y Guillermo Enrique Larreal Iriarte (+) el de protagonista de esta IV entrega de la Gente Que Hace Grande la Historia del Zulia , tiene tres hijos de su primer matrimonio. Marianela Marina, Guillermo Enrique, –actual coat de picheo de Las Águilas del Zulia– y la menor Giselle Carolina.

“Nací”, dice, “frente al colegio El Libertador. Allí había un terreno donde jugábamos con pelota de goma y bates que hacíamos nosotros. Aprendí a tirarme en “eslipe” en la carretera jugando con pantalones corticos”.

Su pasión por seguir aprendiendo las técnicas del béisbol que era la distracción de pequeños y grandes en algún momento de su desarrollo físico, lo llevaría a entrar al Estadio Olímpico –hoy Alejandro Borges– donde se aprendía y jugaba el béisbol que los “musius” introdujeron en Venezuela a finales y comienzos de los siglos XIX y XX, respectivamente.

Al nombrarle a uno de los entrenadores que ha transcendido épocas, Antonio Briñez (+), Larreal en buen maracucho, afirma, “ese fue padre mío. Yo le pedía la bendición. Fue el mejor manager del mundo. Mejor que Pompeyo y Luis Aparicio”.

Un primo es secretario del Vaticano

En su desarrollo personal Larreal no niega que le tocaron momentos difíciles por su extracción humilde, pero esa condición no detuvo su buen ánimo de “echar pa’ lante” en su vida y ser pelotero que le gustaba jugarlo en la calle.

Dos personas en su crecimiento, Armando Iragorri (+) y Riquildo Peña (+) del equipo Chiquinquirá sabían del talento que tenía “Memo”. Cada uno le transmitió la importancia de los valores de la disciplina, seriedad y responsabilidad aprendidos de su mamá, Rosa Elena (+) y su papá, Guillermo Enrique (+).

“Me gusta como juegas, porque no tienes miedo. Vas a jugar conmigo en tercera”, recuerda lo que le dijo Riquildo Peña. “El tenía un hermano, Robinson Peña, casado con una tía mía, Adela Parra. Tuvieron varios hijos, uno de ellos, es Edgar Peña Parra secretario privado del Papa León XIV, primito hermano mío. ¿Si queréis hablar con él te lo pongo?, asegura sonriéndose.

Encaminando sus pasos

A la edad de adolescente, entre15 y 17 años, Larreal vistió el uniforme de los equipos Chiquinquirá, Leal & Hermanos, farmacia El Tránsito y Colegio Gonzaga, entre otros. Esa posibilidad le permitido sufragar sus gastos de estudio y ayudar con los del hogar de sus padres.

En 1962 en el Colegio Gonzaga obtiene el título de bachiller donde llega a formar el roster del equipo de ese insigne centro educativo católico. Allí conoce a los hermanos Alvarez Paz, Oswaldo y Fernando (+) de quienes se hace sus amigos.

Obligación de ir a misa

Aquel “Memo” Larreal cuando tenía 18 años de edad, recién graduado de bachiller en el Colegio Gonzaga, no era, digamos, un muchacho católico al que le gustaba entrar mucho a escuchar la eucaristía. Eso no era lo de él. Quizá algo de la inmadurez que aún no había superado lo detenía a dar ese paso.

“Llego al Gonzaga y tengo que asistir a misa todas las mañanas y en las tardes a rezar el Rosario. Había un equipo de béisbol que tenía un uniforme de calidad que habían traído de Cuba. Era el año 1958. Los sábados nos íbamos a un terreno, pero yo no tenía uniforme.

“Era muy delgado, pero pegaba unos co….que la metía pa’ la pista de fútbol”, dice Larreal cuando explica que su poder al bate y distinguirse en la posición de campo corto, garantizó su entrada oficial al club que lo exceptuó de la severa orden de cumplir con los deberes religiosos, no sin decir, ¡Papá Dios perdóname!, integrándose y fogueándose con otros jugadores mayores que él con experiencia en “Clase A”, entre ellos, Gilberto Ocando Yamarte (+).

“Me vieron jugar Fernando y Oswaldo y también dos hermanos más, los Taborda. Entonces ya no iba a tener que ir más a misa”, dice Larreal recordando que la dirección del Gonzaga decidió su ingreso en nómina y becarlo –fue director de deportes– hasta concluir sus estudios y llegar a ser bachiller en 1962.

Entró a LUZ a reforzar y a estudiar

Es en el año 1962 cuando “Memo” Larreal inicia el transitar de la categoría “A” a la “Doble AA” cuando se produce su ingreso en el equipo “Doble AA” de la Universidad del Zulia, donde, simultáneamente, entra al aula de clase a formarse en la ingeniería agronómica, cuando en la Venezuela rural aún la migración a las ciudades no había comenzado.

“Mi familia decía que el futuro estaba en el campo” dice cuando explica la motivación que tuvo para cursar esa carrera que, finalmente, no terminó por un desagradable momento que lo motivó a alejarse del Alma Mater.

El tiempo que duró en LUZ defendiendo en el terreno de juego la divisa universitaria fue escaso, cuando asegura que “fuimos a los primeros juegos universitarios en 1964 en Maracaibo”.

“En un juego me tiro de “slip” y se me rompe uno de los “spikes” –zapatos especiales– y hablo con el manager y le digo que se rompieron y necesitaba otros. Me fui con el manager hasta la dirección de deportes de la universidad y la respuesta del director fue que si a cada bachiller se le rompían los zapatos, no vamos a tener presupuesto”, decidiendo muy molesto renunciar a la novena de LUZ.

*Su mamá casi lo saca de la casa

Otra vez desempleado y preocupado por no tener como contribuir con los gastos de la casa a Guillermo Larreal le cae desde el Cielo, digamos, la oportunidad de trabajar como promotor de ventas de los productos de Cervecería Modelo –Grupo Polar– a través de un amigo que sabía de su perfomance en el terreno de juego.

Así entra al equipo “Doble AA” que ayudó a formar y como vendedor a promocionar el consumo de las espumosas de esa empresa cervecera, pero “llegaba todos los días borracho a la casa y yo no bebía, entonces mi mamá que era de carácter fuerte, estricta, me dijo que ella no parió borrachos. Me dijo que ¿dejaba el trabajo o me iba de la casa?.
¿Qué hizo usted?
“Dejé de jugar con la Cervecería Modelo”, dice.

Sin embargo no pasó mucho tiempo cuando en el Ministerio de Obras Públicas, MOP, le ofrecieron ingresar a nómina ganando menos, pero sin beber muchas espumosas “a veces los sábados” cuando organizaban algún encuentro o saltaba una excusa que terminaba en “una caimanera”.

Llega a la gaita

La vinculación de “Memo” Larreal con el género de la gaita no era algo desconocido en él. Nació en el corazón mismo del casco central de Maracaibo, pero su incursión en el mundo gaitero tuvo en el maestro Rafael Rincón González a su guía o tutor.
“El pintor musical del estado Zulia era siete veces compadre de papá. El vivía en Lagunillas y cuando eso no había puente, sólo el ferry.

“Lo buscábamos todos los viernes bien temprano. Así empiezo en la gaita, tocando él la guitarra y yo cantando. Así me fui metiendo en La gaita porque él me fue enseñando. Rafael fue jurado en un concurso en Ondas del Lago Televisión. Habían dos conjuntos muy jóvenes, Rincón Morales y Cardenales del Éxito, era el año 1962”.

Afirma que le insinuó a su papá ¿por qué no fundar un grupo gaitero?. Es a partir de ese momento que nace el conjunto de gaitas “Los Picapiedras”, 62 años atrás, creación de Rafael Rincón González y Guillermo Larreal Iriarte que en sus presentaciones no cobraban, tocaban gratis y no tenían equipo de sonido. “Memo” Larreal era el solista a capella, “a pura garganta”, un tenor de la gaita, porque “le echaba bolas”, recuerda y sonríe.

“Empezamos a tener éxito, teníamos una gaita llamada Gaita Maracaibera y nos presentamos en Ondas del Lago Televisión. Nos ganamos todos los premios y también en todos los barrios”.

Conoce a Ricardo Aguirre

El año 1962 fue una fecha en la que Guillermo “Memo” Larreal vivió una “simbiosis”, según dice en esta etapa de su vida, porque a partir de allí su posición, lugar en el terreno de juego, iba a ser por siempre la 2da base cuando “estaba jugando en el interestudiantil y me busca un señor de un equipo del Instituto Escuela Maracaibo”, interesado en contratarlo, “entonces hablé con papá y bueno negociamos. Eran 500 bolívares, un platero en ese momento”.

Dice que desde Cabimas surgió interés en él de parte del equipo del Sindicato de Obreros y Empleados Petroleros, SOEP. Asegura que fue el único jugador de Maracaibo que ese equipo buscó como refuerzo.

“Por primera vez en la historia quedamos campeones en juvenil y es ya cuando comienzo a representar al estadio Zulia en Doble AA. Jugué once años seguidos y es cuando en el profesional empiezan a mirarme los scouts venezolanos”.

Su siembra en tierra fértil arrojaría buena cosecha cuando a Cardenales y Tiburones de la Guaira les interesa la trayectoria del muchacho nacido en El Empedrado que aprendió en la calle a jugar béisbol, su pasión de vida.

Es también la época “cuando conozco a Luis Aparicio en el año 1962/1963. Luis es amigo de Armando Iragorri” quien de cuando en cuando lo citaba a “jugar palito” en un sitio de la barriada donde no faltaban las espumosas.

La relación de amistad entre “Memo” Larreal con El Monumental Ricardo Aguirre González no fue de años, pero si muy fructífera. Desde 1968 hasta el siguiente año cuando murió el mejor exponente de la gaita zuliana, les unió una empatía por la enseñanza educativa.

Además, ser el único solista vivo que cantó con Aguirre González en el conjunto Saladillo, le complace mucho haber vivido ese privilegio terrenal. Eso lo agradece a Papá Dios a pesar que cuando fue un mozo no le gustaba mucho entrar a escuchar la palabra del Creador en el Colegio Gonzaga.

Texto: José Aranguibel Carrasco
CNP-5003

Fotos: Euclides Molleda
CRGV-1064