Trinidad y Tobago: Un pasaje a lo prohibido para venezolanos
El viaje de Lucía y sus siete hijos demoró en total cinco días, desde que cruzó la puerta de una casa prestada en su natal Los Cocos, en Delta Amacuro, hasta que abrazó a su esposo en Penal-Debe, Trinidad y Tobago.
Antes de zarpar los organizadores del traslado ilegal ocultaron a todos los pasajeros en una zona boscosa de Palo Blanco, al noreste de Tucupita, capital de Delta Amacuro. De allí debían salir solo cuando fueran notificados.
Después de recibir la señal de avanzar, caminaron durante una hora hasta llegar al puerto. Allí abordaron un bote y partieron hasta “La barra”, una zona de la costa en Delta Amacuro, pero hay varias de ellas, Lucía no supo cuál de todas.
Al anochecer los otros migrantes venezolanos que viajaron con Lucía decidieron salir del bote y un policía los detuvo. Estas personas condujeron a los oficiales al lugar donde se encontraba el resto del grupo y todos fueron arrestados.
Para los venezolanos Trinidad y Tobago se ha convertido en un país prohibido ya que no hay leyes que protejan a los no regularizados. Según Lucía, la premisa de algunos trinitarios es “si están ilegales, no pueden pensar que seamos legales con ellos”.
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