Parque termoeléctrico se mantiene en picada
Los tentáculos del colapso eléctrico se deslizan bajo las sombras que dejó el megaapagón de 2019. Los anuncios oficiales de una mejoría se descartan cuando el servicio continúa deficiente en un 62,4% durante el primer semestre de 2022, según registros del Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP) y las regiones de centroccidente con mayores afectaciones. Especialistas lamentan esa caída del parque termoeléctrico, considerando que no se puede depender de la generación de energía hidroeléctrica y abandonar la demanda nacional que no llega a los ocho mil megavatios.
En ese sondeo de las fallas en el suministro de servicios públicos, la energía eléctrica encabeza la lista con 36%, seguido del agua en 29,8%, el área de telecomunicaciones está a 20,2%, aseo en 8,5% y gas doméstico se reflejó en 5,6%. Una percepción desde el ciudadano que debe afrontar las deficiencias en la cotidianidad, ajustar a otros hábitos y aprender a superar los temores ante riesgos del cambio de rutina en los quehaceres o actividades productivas y hasta perder electrodomésticos debido a repentinos cortes del servicio.
Según Julio Gutiérrez, presidente de Colegio de Ingenieros de Lara, «el sistema se vino a pique y ni siquiera Lara escapa a esa realidad». Se regresa a 1999, cuando el Gobierno recibió una capacidad instalada de 30.980 megavatios con una demanda que era de 14 mil a 16 mil megavatios. «Pero debió concebirse desde la planificación y coordinación, sabiendo que crecería el parque industrial y el aumento de la población», recalca de esa exigencia por cubrir la demanda, que considera abandonada porque no llega a ocho mil megavatios.
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