Confirman el vínculo entre las bacterias intestinales y la depresión
Los trastornos depresivos constituyen una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial y se estima que afectan a alrededor de 322 millones de personas. El tratamiento de la depresión no siempre es efectivo y comprender sus causas contribuiría a encontrar nuevas alternativas terapéuticas para prevenir o minimizar los síntomas depresivos. El microbioma intestinal, que es el conjunto de microorganismos –bacterias, virus, hongos, protozoos…– presentes en nuestro intestino y su material genético, se ha asociado ya con múltiples enfermedades y también puede desempeñar un papel clave en la depresión.
Una nueva investigación ha demostrado que la composición de la microbiota intestinal puede influir sobre la cognición y las emociones a través de numerosas vías, que se conocen como el eje intestino-cerebro, por lo que modificar esta comunidad microbiana podría convertirse en una terapia eficaz contra la depresión, e incluso ayudar a prevenir su aparición. De hecho, dos nuevos estudios han identificado ahora bacterias intestinales vinculadas con la depresión.
Bacterias intestinales implicadas en el desarrollo de depresión
En uno de los trabajos, liderado por Jos Bosch de la Universidad de Ámsterdam (Países Bajos), participaron 3.211 personas de la cohorte de microbiomas del estudio HELIUS, formada por seis grupos étnicos –incluidos holandeses, surinameses del sur de Asia, surinameses africanos, ghaneses, turcos y marroquíes– que residen en las zonas urbanas de Ámsterdam.
Los investigadores relacionaron los datos de la microbiota con datos demográficos, conductuales y de depresión e identificaron una firma microbiana predictiva de los síntomas depresivos que en gran medida era invariable entre los grupos étnicos analizados. Los resultados se han publicado en Nature Communications.
El segundo estudio también se ha publicado en Nature Communications y ha sido realizado por el equipo de Najaf Amin, del Centro Médico Erasmo de Rotterdam. Sus autores investigaron la relación de la diversidad y composición del microbioma fecal con los síntomas depresivos en 1.054 individuos de una cohorte separada en los Países Bajos, denominada la Cohorte de Rotterdam, y encontraron 13 grupos de organismos emparentados o taxones microbianos relacionados con síntomas depresivos, como Eggerthella, Subdoligranulum y Coprococcus.
Los autores del estudio comprobaron que estas bacterias están implicadas en la síntesis de mensajeros químicos conocidos relacionados con la depresión, como el glutamato, el butirato, la serotonina y el ácido gamma amino butírico (GABA). Sus hallazgos se validaron en la cohorte Amsterdam HELIUS en 1.539 personas.
Eduard Vieta, director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), ha declarado a SMC España que, si bien los resultados de estos estudios “no son extraordinariamente novedosos (solo en una pequeña parte), “confirman los cambios en el microbioma ya descritos y lo hacen en una muestra de las más amplias hasta la fecha. Además, lo hacen midiendo la gravedad de los síntomas depresivos y controlando por la coexistencia de otras patologías y los efectos del tratamiento”.
Y añade que: “Se identifican cambios en las poblaciones bacterianas de las personas con depresión relacionados con microorganismos que producen glutamato y serotonina, entre otros neurotransmisores, que precisamente son de gran relevancia en la depresión. Además, estos cambios se mantienen más allá de las diferencias culturales, genéticas y de estilo de vida de distintos grupos étnicos. A pesar de la amplia muestra, algunos análisis no se han podido replicar pero, en mi opinión, supone un paso adelante en la comprensión de los cambios inflamatorios asociados a la depresión y de la conexión entre nuestra flora digestiva y el funcionamiento cerebral”.
Según este especialista “No se puede establecer causalidad, aunque se asume que el estrés crónico produce inflamación y eso es lo que altera la microbiota, pero tampoco sabemos si algunos de los cambios son compensatorios”. “Todavía es muy pronto para hablar de tratamientos. Por una parte, hay indicios de que una dieta equilibrada (por ejemplo, la dieta mediterránea) puede mejorar la salud mental, aunque no es un tratamiento adecuado por sí solo para la depresión mayor. Por otra, sería prematuro y fantasioso plantearse a día de hoy el trasplante fecal como una alternativa terapéutica”, concluye.
Con información de WebConsultas