Inter gana 2-0 al Milan en la primera semifinal de la Champions
Con solvencia y autoridad, el Inter de Milan dio el primer golpe en las semifinales de Champions League, tras vencer al AC Milan con dos tempraneros goles en el Derby della Madonnina.
Fueron fundamentales los primeros minutos del partido con dominio absoluto y una segunda mitad de gestión inteligente que le acercaron a su reencuentro con la gloria, representado en una final de Champions League a la que no accede desde que levantara la ‘Orejona’ en 2010, en la era de José Mourinho.
Solo 8 minutos tardó Edin Dzeko en abrir el marcador. Asentado como delantero titular en las grandes citas, el bosnio volvió a responder a su técnico, esta vez con un remate casi acrobático en un saque de esquina con el que silenció la mayor parte de San Siro.
El tempranero golpe mareó a un Milan que no había conseguido entrar en el partido y que sin Rafael Leao perdió su referente en la ofensiva. El segundo tanto fue de Henrik Mkhitaryan para, desde segunda línea, aprovechó un pase de Federico Dimarco que dejó pasar Lautaro Martínez.
Fue un terremoto el Inter. Se desató ante un Milan que no pudo cubrirse de los golpes que recibió. Se desangró en cada acción y a punto estuvo de morir antes del minuto 20 si el disparo de Hakan Calhanoglu no se hubiera topado con la madera. Estaba siendo un repaso ‘nerazzurro’, y la lesión de Ismael Bennacer en el minuto 18 fue otro golpe que noqueó al Milan en la primera mitad.
Gestión del triunfo
La ventaja en el marcador hizo que el Inter, poco a poco, fuera bajando el ritmo. Pero el dominio era el mismo. Al Inter no le costaba llegar al área y el Milan necesitaba un milagro para superar líneas con claridad. Dzeko y Lautaro bailaron a Tomori y Kjaer; mientras que Darmian, Acerbi y Bastoni no tuvieron apenas trabajo en defensa. Ni Brahim, ni Giroud, ni Saelemaekers generaron nada.
Pudo el Milan meterse de lleno en la eliminatoria con un disparo de Sandro Tonali que se estrelló en el palo, pero fue la noche para los locales.
Gestionó Simone Inzaghi y fue dando entrada poco a poco a piezas para mantener la posesión y minimizar los peligros de un Milan que no cambió nada con la entrada de Origi o Pobega, resignado a intentar hacer daño desde la distancia o con centros laterales estériles ante una zaga ‘nerazzura’ que solventó todos los acercamientos.
El Milan se aferra a la épica y a la historia de su camiseta para obrar el milagro y rubricar una remontada que, visto lo visto, se antoja algo más que complicada.
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