¿El señor contesta todas nuestras oraciones?
Por supuesto que sí. A veces responde con un sí, otras veces con un no y en otras ocasiones debemos esperar por su respuesta.
Lo que sucede en ocasiones, es que nuestras peticiones a Dios están cargadas de mucho egoísmo e injusticia. Como dice la carta de Santiago en el capítulo cuatro, versículo tres: pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
Una oración que no se ajuste a la voluntad de Dios no tendrá la respuesta que esperamos.
La oración, es un medio de gracia donde exponemos nuestras quejas y frustraciones, donde nos ponemos en la brecha por aquellos que tal vez todavía no conocen a Dios.
La oración, es el deleite de un hijo que ama la voluntad de su Padre.
La oración, es la conexión directa al cielo que une nuestra humanidad con lo celestial.
La oración, es la salida segura a la tentación constante.
La oración, es la invitación del Padre para sumarnos a sus planes de bien.
La oración, es el martillo labrado en las manos del buen carpintero.
La oración, es el ancla firme en la feroz tormenta.
La oración, es el canto del ave que embellece las mañanas.
Mientras más trabajo tengamos por delante, más debemos orar, pues la agitación del día puede hacernos caer en la “insignificante” tentación.
Después de que terminemos de orar, sigamos orando, no nos cansemos, pues nada es más gratificante que saber que somos escuchados, aceptados y corregidos.
¿Cuán importante es la oración en mi vida?
¿Necesito orar más y hacer menos?
Palabras claves: Perseverancia Obediencia Paz Voluntad de Dios Gratitud
1 Tesalonicenses 5:16-18 Filipenses 4:6-7 Colosenses 4:2 Marcos 11:24
Janoi Lopez Quintana
Pastor de la Iglesia Cristiana Cypress Houston TX