Décimo día de la guerra: esperando una incursión y una evacuación que no llegan

El décimo día de la guerra entre Israel y Gaza ha transcurrido como el anterior: con el público israelí esperando una incursión militar terrestre en la Franja que no acaba de producirse, y con miles de gazatíes, muchos ellos de nacionalidad extranjera, esperando ante el cruce de Rafahen la frontera egipcia, por los rumores de que iba a abrirse, cosa que tampoco ha ocurrido.

Israel ha seguido concentrando fuerzas en la región adyacente a Gaza, donde la milicia islamista Hamás mató en el ataque del 7 de octubre pasado a unos 1.400 israelíes, la gran mayoría civiles, y tomó más de 200 rehenes, pero aún no ha dado inicio a una operación terrestre para cumplir su promesa de “erradicar de la faz de la tierra a Hamás”.

Lo que sí ha ocurrido es lo ya habitual: un aumento de unos 250 muertos por los bombardeos israelíes sobre Gaza, que ya suman más de 2.800, amén de 10.850 heridos, desde el inicio de la guerra, así como un intercambio de disparos y artillería en la frontera con Líbano, aunque de momento, sin nuevos muertos.

También siguieron, con más intensidad quizás que en días anteriores, las redadas de las fuerzas de seguridad israelí en toda Cisjordania, con incursiones en numerosos barrios donde detuvieron a más de 70 personas, supuestamente muchas de ellas afiliados de Hamás, según indicó un portavoz militar a EFE.

En una de estas operaciones, esta madrugada en Jericó, murió un joven de 21 años de un disparo a la cabeza, y otros tres fueron heridos, mientras que por la tarde falleció otro chico, de 19 años, por disparos de militares cerca de Yenín, elevando a 59 el total de víctimas mortales en Cisjordania en estos diez días.

La visita del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, a Israel este lunes, la segunda en la última semana, tampoco trajo sorpresas, ya que su reunión con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en Jerusalén, concluyó sin resultado concreto para un alivio del bloqueo a la Franja, ni la salida de personas de nacionalidad extranjera.

Según Washington, Blinken habló con Netanyahu sobre la “estrecha coordinación” de Estados Unidos con Naciones Unidas y otros “socios regionales” para facilitar la entrega de ayuda humanitaria a civiles.

Numerosos camiones con ayuda humanitaria se encuentran esperando para cruzar desde Egipto por el paso de Rafah, la única salida del enclave palestino que no está controlada por Israel, y Egipto ha anunciado que solo si estos vehículos pueden pasar a Gaza permitirá la entrada en su país de los extranjeros atrapados en la Franja.

Pero Israel no parece dispuesto a permitir la llegada de ningún tipo de ayuda a Gaza y al atardecer volvió a bombardear, por cuarta vez desde el inicio de la guerra, el propio puesto fronterizo.

BLINKEN EN MEDIO DEL BOMBARDEO

Durante su visita, Blinken se tuvo que poner a salvo en un refugio, al anunciarse una nueva andanada de cohetes lanzados desde Gaza que hizo sonar las alarmas antiaéreas no solo en Tel Aviv, donde esto ya es una experiencia diaria, sino también en Jerusalén, que no había sufrido ataques desde el lunes pasado.

La alarma obligó a interrumpir la primera sesión del nuevo periodo de la Knéset, el Parlamento israelí, pero los proyectiles no causaron daños, excepto en el centro de Israel, donde un mujer sufrió heridas leves por metralla.

La única novedad procede del frente norte, donde Israel decidió esta mañana evacuar toda la franja fronteriza con Líbano con una anchura de dos kilómetros, después de que en los últimos nueve días hubieran muerto 5 israelíes -4 soldados y un civil- por disparos y misiles antitanque lanzados desde el país vecino por el movimiento chií libanés Hizbulá y milicias palestinas.

La medida afecta a 28 comunidades que suman un total de 25.000 habitantes, la gran mayoría núcleos agrícolas de unos pocos cientos de personas, aunque también incluye el municipio de Shlomi, de 7.000 vecinos.

Unos 10.000 residentes de esta zona han acatado este lunes la orden de evacuación, mientras que un total de 17.000 ya habían abandonado con anterioridad las regiones norteñas, al subir la tensión con Hizbulá desde el domingo pasado, informó a EFE un portavoz militar.

TENSIÓN EN X

Y hacia finales del día se abrió un nuevo y quizás inesperado frente, esta vez virtual, al enzarzarse las Fuerzas Armadas israelíes en la red X, antes Twitter, con la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), por un supuesto saqueo por parte de Hamás de un almacén de la organización humanitaria en Gaza.

La UNRWA había denunciado en su cuenta de X que personas afliadas al gobierno de la Franja, formado por Hamás, se habían llevado combustible y material médico del almacén, pero luego borró los tuits y, al ser redifundidos en forma de captura de pantalla por el Ejército israelí, desmintió categóricamente que hubiera sido saqueado ningún almacén.

La realidad, según explicaron a EFE fuentes en Gaza, es que el almacén fue blanco de un bombardeo israelí y que los propios vecinos de la zona se llevaron el trigo y la harina almacenados allí, temiendo que otro golpe aéreo aniquilara lo que son prácticamente las últimas raciones de supervivencia para una población de 2,3 millones de gazatíes.

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