En claves: La desigualdad venezolana discrimina por géneros, color de piel y lugar de residencia
Caracas. La pobreza, la falta de acceso a oportunidades laborales y políticas públicas dirigidas a reducir las brechas en la población han vuelto a Venezuela el país más desigual de América Latina y el Caribe.
La edición 2022 de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), elaborada por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), proyecta que entre 2014 —cuando comenzó el proyecto— y este año el índice de Gini aumentó de 0,407 a 0,603, ubicándose a niveles de países como Mozambique, Namibia y Angola.
Los ingresos salariales son el mayor componente en la renta mensual de los hogares, de allí que sea uno de los indicadores más precisos para medir los niveles de desigualdad.
¿Qué es el índice de Gini?
El índice de Gini es un indicador que mide la desigualdad de ingresos relativos en una población, de acuerdo con BBVA Research, y que las instituciones utilizan para medir entre dos variables: mientras más cercano está el índice a 0, mayor igualdad de distribución salarial hay entre los habitantes; si el índice se acerca más a 1, representa más desigualdad (un solo individuo o grupo de individuos posee todos los ingresos).
¿Qué está influyendo en la desigualdad?
Venezuela vive desde 2013 una crisis económica prolongada que, a partir de 2015, devino en una emergencia humanitaria compleja, declarada como tal por organizaciones no gubernamentales y organismos internacionales.
La crisis, caracterizada por el desabastecimiento, la hiperinflación y la pérdida de poder adquisitivo, acabó con millones de puestos de trabajo y empujó a cerca de 15% de la población venezolana a migrar a otros países. Apenas este año la economía empieza a dar señales de recuperación, pero sin políticas públicas dirigidas a que ese empuje llegue a todos los sectores.
La Encovi evidencia que en siete de cada 10 (71%) hogares no pobres hay actividad económica, es decir, participan de alguna forma en el mercado laboral, pero en los hogares en pobreza extrema el nivel es de apenas 45%, cifra que cobra mayor dimensión si se toma en cuenta que 53% de la población está en pobreza extrema.
Es decir, si en Venezuela hay alrededor de 15 millones de habitantes en pobreza extrema, apenas 6,75 millones de venezolanos son activos económicamente. La Encovi advierte que “para que un hogar no sea pobre de ingresos, necesita que al menos dos de tres de sus miembros forme parte de la fuerza de trabajo”.
Vivir fuera de Caracas, pesa
La Encuesta de Condiciones de Vida de 2022 proyecta que la mayor concentración de riqueza se está dando, principalmente, en la Gran Caracas, zona territorial que incluye a los cinco municipios caraqueños (Libertador, Chacao, Baruta, Sucre y El Hatillo) y a parte del Litoral Central, los Altos Mirandinos y el eje Guarenas-Guatire.
Casi 40% de los hogares con mayores ingresos en el país están en la Gran Caracas y la cifra duplica a conjuntos como ciudades principales (Maracaibo, Valencia, Barquisimeto, Puerto la Cruz, etc.), ciudades grandes (Mérida, San Cristóbal, Cabimas), ciudades medianas y pequeñas y poblaciones rurales, que solo albergan a 13,5% de la mayor riqueza.
Luis Pedro España, sociólogo e investigador de la Encovi, explica que ese fenómeno es consecuencia de la falta de oportunidades económicas en las regiones de un país sin capacidad industrial y que perdió 70% de su actividad en los últimos ocho años. Tal desigualdad se evidencia, por ejemplo, en el perfil migratorio: 33% de quienes emigraron en el último año son de ciudades medianas y zonas rurales (frente a 21% en 2017).
El género sigue marcando
A simple vista, a pesar de que en promedio las mujeres trabajan alrededor de cinco horas menos que los hombres, su ingreso promedio es mayor (5,78 dólares por hora vs. 5,11 dólares de los hombres). La diferencia, sin embargo, cambia por completo cuando son cargos más altos.
En cargos de dirección o gerencia, la desigualdad de géneros es más marcada. La Encovi estima que un director en Venezuela gana alrededor de 16,85 dólares por hora, casi el triple que una mujer en el mismo cargo (5,67 dólares). La brecha también se nota en niveles profesionales y técnicos, mientras que en puestos de apoyo administrativo, servicios o trabajos elementales las mujeres ganan más, aunque por poco.
De acuerdo con la investigación, la desigualdad en las tareas del hogar (domésticas y de cuidado de menores y adultos mayores) hace que las mujeres “sean menos competitivas en cargos o trabajos de dirección” y acrecienta esa brecha salarial. Eso también puede hacer que las mujeres dediquen menos horas a trabajar que los hombres.
El “umbral del color”
Por primera vez desde que inició el proyecto Encovi, la investigación incluyó el “reconocimiento étnico – racial” en sus encuestas de hogares. El estudio arroja que 4% de la población se autopercibe como de color negro, 29% como de color blanco y 67% de color mestizo.
A pesar de ser una minoría racial (menos de 1,2 millones de personas), las personas negras en el país tienden a ser más pobres (56,1 % está en pobreza multidimensional). Las personas negras, según la Encovi, son 6,4 puntos porcentuales más pobres que las personas blancas. Los blancos, a su vez, son los que tienen mayor proporción de hogares no pobres (50,3%).
La desigualdad también se ve en la escolaridad de la población y, en ese sentido, las personas negras tienen, en promedio, un año menos de escolaridad que las blancas y mestizas. Hasta 2021, las personas no pobres estudiaron, en promedio, 11 años y las que están en pobreza extrema poco más de nueve años, por lo que las personas negras están debajo de ese umbral.
Fuente: Cronica Uno