Enfermera citojense desafió la muerte en la Selva de Darién 

La citojense Yriamar Acosta Núñez fue protagonista de una terrible, pero también afortunada experiencia en su vida, luego de sobrevivir junto a su esposo, a la oscura y temible Selva de Darién, para transitar con suerte Centroamérica con tan sólo dos mil dólares en sus bolsillos.
Pasó por caminos peligrosos, enfrentó la muerte y llegó a los Estados Unidos sana y salva. Travesía que muchos no logran, quedando varados en pantanos mortales que les arrebatan sus sueños para hundirlos en sus espesas fauces.
Su trayecto fue una gran odisea, además de terrible, inhumana y agotadora. Cruzarla era una decisión unipersonal.
Ella, en compañía de su esposo Crístofer Báez, emprendió el viaje sin decirle a sus padres la ruta. “Sólo le dije a mi mamá que me iba a los Estados Unidos”.
Sabían que el camino por lo que llaman el “Tapón de la Muerte” no era cómodo, y se cuestionaba a sí misma una y otra vez; “¡Lo lograremos!”.
Así como la citojense Yriamar Acosta Núñez, unos dos mil 500 venezolanos durante los primeros meses del año 2022, según cifras de la Agencia de la ONU para los refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (IOM); han atravesado 500 mil hectáreas de la selva pastosa e infinita de Darién.


La enfermera y su esposo, que conforman ese lote de inmigrantes, cuentan los momentos más tensos que vivieron en medio de la selva panameña.
Allí estuvieron a merced de animales silvestres, de culebras, crecidas de ríos, barrancos y la presencia de grupos irregulares con intenciones criminales.
A pesar de todo esto, la enérgica dama, enfrentó cada tramo con valentía, pero a veces su fuerza se desgastaba y la depresión la acobardaba en medio de un bosque tropical inhóspito.
“Recuerdo que vendimos todas las pertenencias para emprender el viaje hacia lo desconocido, pues la meta era llegar a los Estados Unidos”, relata.

La citojense Yriamar Acosta Núñez y su esposo Cirstofer Báez sabían que sus vidas corrían peligro. 

Pagan hasta 500 dólares para pasar la Selva de Darién por caminos seguros
La dama del Darién dijo que el 29 de enero de 2022 comenzó el duro camino por la extensa selva desde el municipio de Necoclí, perteneciente al departamento de Antioquia (Colombia), donde fueron recibidos por un grupo de indios colombianos.
La citojense Yriamar Acosta Núñez y Cristofer Báez aportaron 500 dólares a los llamados “coyotes del Darién”, un pago que garantizaba paso seguro, orientación en el camino, advertencias, custodia y hasta salvar vidas en situaciones de alto peligro.


“Ellos se encargaban de mostrarnos la bitácora de toda la selva completa y la ruta que te permitía pasar en cuatro días la selva de manera segura”, alertó.
Seguidamente, se embarcaron en una lancha desde Necoclí hasta la playa Anachucuna, ubicado en la región San Blas de Panamá, el recorrido se tardó unas seis horas.
La enfermera citojense y su esposo lograron salir muy rápido de la selva, ya que se embarcaron en lanchas para recortar camino y no toparse con las mafias. 

Tras superar esa etapa, “el coyote del Darién” entrega a los inmigrantes a un grupo de indios panameños, para luego seguir la ruta selvática más peligrosa y hostil de Centroamérica.
La joven pareja nunca dudó en las palabras del “líder de la exploración”, por llamarlo así, y tomaron la ruta que él les indicó que era segura, pero tenían que estar atentos ante cualquier llamado de alerta o situación imprevista en plena selva.
“Algunos grupos ven pisadas extrañas en el camino y se dirigen por esas zonas, encontrándose campamentos improvisados, destruidos, drogas y también mafiosos, quienes se aprovechan de esa situación de indefención para cometer violaciones, asesinatos y robos”, detalló.
Misión: Llegar a las “Lomas de las Banderas” o “Lomas de la Muerte”

Para ella la selva era infinita y desde el principio de la travesía le había dicho a su esposo que no llegaría a cumplir con la ruta completa de siete a 8 días, es decir el cruce largo.
El problema de ella era su poca capacidad física y que lo ideal sería seguir por la trocha más corta. “Fue desafiante, pero se tenía que hacer”, dijo.
Hicieron la travesía por canoa durante 5 horas hasta llegar al primer campamento.

Crístofer Báez se toma una foto en medio del charco de la Selva del Darién mientras espera a Yriamar quien había tenido dificutad para subir la loma, 

Es así, como Yriamar Acosta Núñez y su esposo acortaron el camino, alejándose de las mafias, violadores, vejaciones y robos que son una realidad por los pasajes prohibidos de la selva.
Ya selva adentro, el guía cumplía con su trabajo y por lo menos la pareja estaba más tranquila mientras la brújula direccionaba hacía la imponente “Lomas de las Banderas”.
En el trayecto, Yriamar Acosta, dijo que son cuantiosos los ríos que tuvo que atravesar.
Recuerda escalar una cascada con el uso de sus manos y pies, imponiéndose ante la caída de agua helada y resbalones en cada paso.
En el camino corto hasta las “Lomas de las Banderas”, Yriamar se topó con el cadáver de una mujer, aparentemente de nacionalidad cubana y que pudo haber muerto de un infarto.
“Recuerdo que su cuerpo descompuesto estaba tapado con muchos bolsos, seguro no aguantó, es lamentable”.
Otro episodio dramático envolvió la travesía. La citojense y su marido se perdieron en pleno camino faltando pocos kilómetros para llegar al primer campamento indígena.

La mujer estuvo apunto de abadonar la travesía, ya que sentía que su cuerpo iba a colapsaren culquier momento.

“El guía fue muy responsable, afortunadamente nos encontró a tiempo evitando traspasar los pasajes peligrosos”.
Impresionada con esa tormentosa situación, la mujer inmigrante no paró la marchar, sentía que sus pies se adormecían por el cansancio, pero su deseo de pisar Norteamérica siempre estaba punzando su mente.
A las 1:00 de la tarde, una “solemne” loma pantanosa y un grupo de banderas de Venezuela, Rusia y Cuba se avistaban a lo lejos.
El esposo de Yriamar logra avanzar, pero ella casi pierde la vida siendo la última en ascender y descender la montaña.
“Las lomas son muy elevadas. Particularmente, me costó bastante subir, el guía o el coyote me ayudó a escalarla después de seis horas, ya en la cima estaba agotada”, expresó.

Yriamar asegura que tuvo a punto de morir en cuando bajaba la «Loma de la Muerte»mientras el sol se ocultaba en la Selva de Darién. 

Luego de una hora y media, tenía que bajar y analizar bien cada movimiento porque uno en falso le costaría la vida.
“En plana bajada y oscureciendo me tropecé con la raíz de una rama, di muchas vueltas, gracias a Dios el guía me sujetó fuerte para frenar mi abrupta caída hacía un abismo”, narra la mujer.
“Las Lomas de las Banderas” se escondía en medio de la oscuridad de la noche, mientras el grupo de inmigrantes llegan a un refugió de Ancur establecido en la Selva de Darién de Panamá, tras navegar nuevamente en canoa por el río Turquesa otras 7 horas.
Llegan a un refugio de Ancur y migración Panamá pone la lupa  El cruce de Colombia-Panamá por la Selva de Darién, para la pareja venezolana, se extendió durante cuatro días ya que escogieron la ruta corta a través de traslados en lancha y trochas rápidas reduciendo kilómetros.
Yriamar, su esposo y el resto de los 38 migrantes arriban hasta un refugio establecido por Ancur en la frontera de Panamá.
Relata la venezolana que Panamá y Ancur evalúan uno por uno el estatus migratorio de los caminantes.
“Los inmigrantes sin observaciones son trasladados en camiones militares desde campamentos panameños hasta la frontera con Costa Rica, por esa movilidad tienen que pagar unos 40 dólares”, precisó.
Los inmigrantes, que salieron el 29 de enero del presente año desde Necoclí-Colombia, se libraron de la temible “Selva de Darién”.

“El paso por Costa Rica, Honduras, Nicaragua, Guatemala y México fue tranquilo”, dijo la dama.
Ahora por la visa mexicana para transitar librementeAl pisar territorio mexicano, no tuvo problemas para recibir la visa y transitar libremente.
Su paso por Tapachula del estado de Chiapas se tornó un poco pesado para la pareja porque fueron retenidos por un lapso de 10 días en una sede migratoria a la que llamó “Siglo 21”.
“Estar retenida, a parte de la selva, es una de las experiencias más horribles que he tenido”, narró la dama del Darién.
“Cuando te sueltan te dan un documento que autoriza la movilidad por unos 15 días en Chiapas, en ese tiempo tienes que procesar la visa por un año ante la Gobernación de Comar”, puntualizó.
Yriamar Acosta, siendo paciente hipertensa y asmática, demostró valentía en cada paso que dio para culminar su arriesgada travesía, es por eso, que este capítulo de su vida se siente “bendecida y victoriosa”.

Juntos a sus compañeros de camino, Yriamar atravesó ríos y también escaló una cascadapara comenzar el gran «Sueño Americano». 

Reveló que el grupo de inmigrantes donde ella andaba por en el “Tapón de Darién” no tuvo problemas ni fueron arropados por la desgracia como otros paisanos, “algunos se descompensaron, pero mejoraron su estado físico”.
Lo que, sí dejó claro, es que “aquellas personas que no estén preparadas físicamente para desafiar la muerte que se esconde detrás de esta decisión, no lo hagan; además pidió que no expongan a sus hijos, ya que es bastante peligroso el tránsito selvático del Darién”.
Yriamar Acosta y su esposo están en los Estados Unidos luego de 50 días de trayecto por toda Centroamérica, “mis ángeles nunca me abandonaron”

Ya en los Estados Unidos su meta ahora es conseguir empleo para darleuna estabilidad a su vida. 

Jamás olvidará la videollamada que le hizo a su madre Migdalia Núñez desde el teléfono de su guía en la mitad de la selva, cuando ya no podía dar ni un paso más.
“Hablar con mi mamá, ver a mis hijas y el poder de la oración, me dieron fuerzas para seguir adelante, gracias a ellos estoy con vida”.
Desde los Estados Unidos pide perdón a su padre Omar Acosta por no haberle comunicado sus planes por la Selva de Darién “yo sabía que me estaba jugando la vida y gracias a Dios gané la batalla”.

En la mitad de la selva, Yriamar perdía fuerza para avanzar en el pantano, pero logra comunicarse consu mamá y a sus hijas, desde ese momento sacó mucha fuerza y siguió hasta salir victoriosa. 
Yriamar Acosta agradeció al guía por salvarle la vida en la Selva de Darién mientras bajaba «Las Lomas de la Muerte».

 Raúl Arroyo Valera