Los primeros registros eróticos de la historia

¿Quiénes fueron las primeras personas que decidieron unir sus labios como símbolo de amor? Es difícil saberlo, pero al menos ya tenemos una fecha específica. Unas investigaciones recientes, realizadas en la Universidad de Copenhague, señalaban hace apenas una semana la hipótesis de que la evidencia más temprana de besos en los labios se originó en una ubicación específica en el sur de Asia hace 3.500 años.

Concretamente, fue en la antigua Mesopotamia, desde donde se pudo haber propagado a otras regiones (acelerando, como punto importante, la propagación del virus de herpes simple 1). Estas primeras culturas que existieron entre los ríos Éufrates y Tigris (las actuales Irak y Siria) ya escribían en escritura cuneiforme en tablillas de arcilla, que han sobrevivido hasta hoy y, gracias a ello, tenemos ejemplos claros de que los besos tal y como los conocemos ahora también eran parte de la intimidad romántica de la antigüedad. De hecho, para algunos expertos realmente no debe considerarse una costumbre que se originó en una región, sino en múltiples culturas antiguas durante varios milenios.

La evidencia más temprana de besos en los labios se originó en una ubicación específica en el sur de Asia hace 3.500 años, según un último estudio

(No hay que olvidar que las investigaciones sobre bonobos y chimpancés, los parientes vivos más cercanos a los humanos, han demostrado que ambas especies se besan, lo que podría significar que es un comportamiento fundamental en los humanos).

Si hay besos, hay representación de los mismos. En la cueva de La Marche (en la comuna de Lussaux-les-Châteux, al oeste de Francia), se encuentran varias representaciones animales y de seres humanos que corresponden al Magdaleniense, descubiertas en una excavación en los años treinta. No están exentos de erotismo: un cuerpo voluptuoso de mujer, varias figuras masculinas con el falo erecto en lo que podría ser incluso una escena de penetración anal, y, por supuesto, un beso.

Lo de la penetración es frecuente en la historia del arte y el erotismo de cualquier forma, tanto para mostrar la faceta más sexual del ser humano como incluso en tono de burla. Un ejemplo de ello es el grafiti que aparece en el magnífico templo en Deir el-Bahari en Egipto, erigido para la reina Hatshepsut. La idea de edificar dicho templo fue justamente de Senenmut, mano derecha de la faraona, y la teoría con más fuerza en la actualidad es que fue realizado por algún gracioso que quería vengarse de la reina mientras se construía el templo, representando a Hatshepsut y su arquitecto real en una imagen que no deja mucho lugar a la imaginación.

Por supuesto, Pompeya es una eminencia en cuanto a representación erótica se refiere. Aunque muchos de sus murales han servido para mostrar cómo era la vida de los ciudadanos romanos antes de la erupción del Vesubio, grabada para siempre en muchas mansiones de la época. Cuando los arqueólogos se encontraron con dichos murales, se sonrojaron por lo explícitos que eran. Suelen mostrar escenas de fiesta, banquetes y, por supuesto, mucho sexo.

Cuando los arqueólogos se encontraron con los murales romanos, se sorprendieron (e incomodaron) por lo explícitos que eran

Los mitos griegos eran bastante frecuentes, representando escenas de Leda y el cisne o Eros y Psique, por mencionar a algunos. Pero en los lupanares también se encontraron mensajes subidos de tono, que podrían protagonizar cualquier sexting de WhatsApp. Concretamente, en el Lupanar Grande de Pompeya se encontraron distintos grafitis, «aquí follé a muchas chicas» o «chico afortunado, follas bien», sin duda un halago de una prostituta a un cliente especialmente diestro.

Ni el beso ni el erotismo nos han abandonado, por supuesto, y siguen formando parte de la historia del ante en la medida que esta pretende dejar registrados la realidad o los instantes de manera eterna. Klimt, Rodin y otros vendrían después, como el famoso beso entre Bréznev y Honecker con la caída del Muro, representando la unión y la intimidad de la mejor forma que sabemos los seres humanos desde que se asentaron en Mesopotamia, hace unos cuantos años.

Con información de El Confidencial