Mbappé sigue siendo toda una incógnita para el PSG
Durante unas semanas, el tiempo que duró la resaca de la eliminación en la Chmapions League, París se resignó a perder a su estrella Kylian Mbappé. Todo apuntaba a que el atacante de moda había visto en el Bernabéu que su futuro estaba allí.
Pero en las últimas horas la tendencia ha cambiado. El jugador mantiene viva la duda y ahora ya no tiene motivos para hacerlo, más allá de seguir siendo adulado por la grada del Parque de los Príncipes, que corea su nombre en una clara operación de seducción.
Si los aficionados lo hacen es porque piensan que tiene opciones y porque, frente a las noticias que llegan de Madrid, según las cuales la decisión de irse está tomada, creen al futbolista cuando asegura que la pelota está todavía en el aire.
Mbappé parece cómodo alimentando la duda. A falta de elementos contundentes, sus palabras son escudriñadas con mocroscopio en busca de alguna pista que permita clarificar su futuro.
En ese juego, sus palabras de anoche tras haber firmado otra obra maestra en el Parque de los Príncipes -dos goles y tres asistencias-, echaron más leña al fuego de la esperanza.
Puertas abiertas para seguir
¿Seguir en el París Saint Germain (PSG) es posible?, le preguntó un periodista en la zona mixta cuando el jugador ya enfilaba hacia la puerta de salida: «Sí, claro», respondió el jugador ya en la distancia.
Esa frase, nada más, abona la teoría de que la relación de fuerzas, que hasta ahora parecía inclinarse a favor del Madrid, ha cambiado de tendencia, en la voz de varios comentaristas del fútbol francés.
Antes, el jugador había reiterado que no ha tomado una decisión y que analiza cada detalle para no equivocarse.
«Estoy reflexionando porque hay elementos nuevos, muchas cosas y nuevos parámetros», dijo el futbolista, que no dio más detalles sobre lo que pasa por su cabeza.
Poco antes, la grada del Parque de los Príncipes había coreado su nombre y aplaudido su gesta: «Tener el cariño de la gente aquí siempre ha sido algo agradable. Se lo agradezco. Todo un estadio que corea mi nombre, no es poca cosa».
Mbappé se ha salvado de la hoguera que hicieron los aficionados tras la eliminación europea del PSG, que vivió un nuevo capítulo en su segundo partido en casa tras aquel fracaso.
Sergio Ramos abucheado
En esta ocasión, los ultras decidieron mostrar su malestar con silencio y el Parque de los Príncipes no escuchó sus habituales cánticos de apoyo.
Pero a golpe de genialidad, Mbappé fue quebrando el silencio y los aplausos pronto dieron paso a los «¡Kylian, Kylian!», que poblaron la grada.
El delantero es la excepción, porque los hinchas no fueron tan generosos con Neymar, que firmó otro doblete, ni con Lionel Messi, que se apuntó a la goleada.
Peor aun, el enfado todavía reinante se lo cobraron con el técnico, Mauricio Pochettino, muy silbado en el anuncio de la alineación; y con Sergio Ramos, que entró en el minuto 72 para participar en su sexto partido de la temporada y escuchó abucheos al ingresar en el terreno de juego, y cada vez que tocó el balón.
El exmadridista simboliza, a ojos del aficionado, la mala planificación deportiva del club. Las lesiones que ha sufrido a lo largo de la temporada, que le han impedido tener continuidad, han cortado todo intento de defenderse en el terreno de juego.
El aficionado parisiense no se resigna a ver que su futuro inmediato pasa por perder a la estrella que adora y quedarse con un veterano al que reprochan haber llegado a París en busca de un retiro dorado.
El club, mientras, parece todavía bajo la conmoción que supuso la eliminación europea y nadie sabe cuánta profundidad tendrá la renovación que se anuncia para el año próximo.
Si Pochettino parece estar sentenciado, la suerte del director deportivo, Leonardo, es más incierta.
Todo parece suspendido a la decisión de Mbappé, que tiene sobre su mesa una enorme oferta económica de los dueños del PSG y todas las facilidades para seguir. De él, depende que siga el sueño parisiense.
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