OMS y Unicef alertan sobre niveles aún altos de mortalidad infantil evitable
Unos 5 millones de niños mueren en el mundo cada año antes de su quinto cumpleaños, y otros 1,9 millones fallecen en el parto o por complicaciones del embarazo, unas cifras que podrían reducirse con un acceso más justo a la atención primaria, según informes publicados este martes por agencias de Naciones Unidas.
Los informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), con cifras de 2021, también advierten que 2,1 millones de niños, adolescentes y jóvenes murieron ese año en el mundo entre las edades de los 5 y los 24 años.
«Muchas de estas muertes se podrían haber prevenido con un acceso equitativo y de alta calidad a servicios de atención a madres, recién nacidos, niños y adolescentes», destacó un comunicado de la OMS.
La mortalidad de niños menores de 5 años ha bajado un 50 % en lo que va de siglo, y la de edades entre los 5 y los 24 un 36 %, gracias a la inversión en atención primaria, pero «los progresos se han frenado significativamente desde 2010», advierte el organismo con sede en Ginebra.
Más de medio centenar de países podrían no cumplir el objetivo de la Agenda 2030 en este sentido, que es bajar la mortalidad infantil a menos del 25 por 1.000, y si no se actúa rápidamente esto podría suponer el fallecimiento de unos 59 millones de menores y jóvenes en la actual década, además de 16 millones de muertes en el parto.
«Es terriblemente injusto que las oportunidades de supervivencia de un niño dependan del lugar donde nace, y hay enormes desigualdades en acceso a servicios capaces de salvar sus vidas», destacó el director de salud maternal, infantil y juvenil de la OMS, Anshu Banerjee.
El informe indica que las peores cifras de mortalidad infantil continúan registrándose en África Subsahariana y el sur de Asia, representando el 56 % y el 26 % de las muertes totales de menores de cinco años en el mundo.
En el África Subsahariana un niño de cinco años tiene 15 veces más posibilidades de fallecer que en los países desarrollados, y una madre tiene siete veces más probabilidades de perder a su hijo en el parto o en el embarazo.
Los partos prematuros y las complicaciones en el embarazo son factores clave en las muertes de niños durante sus primeros 28 días de vida, mientras que tras ese periodo las grandes amenazas son enfermedades infecciosas como neumonía, diarrea o malaria.
Aunque la covid-19 no ha causado un impacto directo en la mortalidad infantil, al afectar en menor medida a niños y jóvenes, sí ha tenido efectos adversos indirectos, al afectar las campañas de vacunación contra distintas enfermedades en muchos países y también reducir los servicios de atención primaria o de nutrición.
Las agencias de la ONU calculan que un niño o joven murió cada 4,4 segundos en 2021: «Cada día demasiados padres sufren el trauma de perder a sus hijos, a veces incluso antes del parto, una tragedia extendida pero que no debemos aceptar como inevitable», según la responsable de análisis de datos de UNICEF Vidhya Ganesh.
EFE