Así despidieron a Yender Jesús, el niño de 13 años que asesinaron a golpes en Los Haticos.

Sepultaron esta tarde al pequeño Yender Jesús Pirela González, de solo 13 años de edad. Un niño que apenas comenzaba a vivir. Es inimaginable ponerse en el lugar de su madre y de su abuela, esta última, prácticamente testigo de la brutal golpiza que cinco muchachos, también menores de edad, le propinaron, aparentemente, porque uno de ellos no aceptaba la idea de que Yender fuera el novio de la misma carajita que antes era su novia.

Todo comenzó un día de Navidad, el 25 de diciembre de este mismo año 2022 por la noche, cuando los muchachos, reunidos a solo pasos de la casa de Yender Jesús, incluida Antonella, la “manzana de la discordia” comenzaron a pelear. Testigos relataron a la policía que uno de ellos llamado Adrián, apodado “Orejas” que viene siendo el exnovio de Antonella, quiso golpearla.

Yender estaba totalmente inocente de lo que ahí ocurría. Él estaba en su cuarto acostado, pero la chamita, lo llamó a gritos para que éste la defendiera de su exnovio y agresor.

La abuelita de Yender todavía le pregunta que a dónde va a esa hora de la noche, casi las 11.00 PM cuando ya ella había puesto candado al portón porque se irán todos a acostar y Yender le respondió que iría “un momentico” a conversar con Antonella.

Yender Jesús sale de su casa, situada en el sector La Arreaga de Los Haticos y no pasaron tres minutos cuando la abuelita escuchó la gritería y se asomó para observar como los cinco muchachos todos mayores que Yender, de 17 y 18 años le entraban a golpes salvajemente hasta desbaratarlo y dejarlo medio muerto.

En esta casita azul con blanco, de dos pisos, vivía Yender con su madre y su abuela. Allí fue donde lo llamó su novicita «Antonella» que, se presume sirvió de carnada para el plan que habrían orquestado los otros cinco para «moler a golpes» a Yender. «Antonella» ahora mismo también se encuentra prófuga.

Desgarrador

Ni los sorbos del café que se coló en la vivienda de Yender Jesús, donde fue velado en presencia de una multitud de amiguitos, vecinos, familiares y uno que otro curioso pudo aplacar los gritos desoladores de la desconsolada madre.

Yender era hijo único y único nieto. Era la alegría, la energía la felicidad y el orgullo de esa casa y de todos los que vivían con él. Por un problema de intolerancia y de una evidente descomposición familiar y social, hoy Yender yace cuatro metros bajo tierra, mientras dos de sus agresores están presos y otros tres andan prófugos.

Los gritos y llantos ahogados por las lágrimas de impotencia y rabia quebraron el silencio en el camposanto a la hora del entierro.

Por el crimen hay dos detenidos. Señalan al «Orejas», al «César», al «Fritica» y al «Evo» como los perpetradores de tamaña golpiza. Al «Evo» lo señalan de haber sido quien le explotó el corazón (según la autopsia) de la tunda que le dio por el pecho a Yender. «Orejas» fue señalado por testigos de haberlo abracado con tal fuerza que le desbarató el cuello y «Fritica» junto con «César» una vez que el muchachito maltrecho se desploma al suelo, terminan rematándolo a patadas.

Aún con el poco aliento de vida que le quedaba, Yender termina por regresarse a casa y cuando está en el porche se desploma ya sin vida sobre la silla en la terraza. Lo llevaron raudos al médico con ayuda de los vecinos, pero ya era tarde, llegó muerto, la paliza fue brutal y mortal.

Familiares y vecinos de Yender lo calificaron de un niño alegre y sano. Exigieron todo el peso de la ley para quienes cometieron el crimen.

NAM