Djokovic apunta a ser el mejor

Su triunfo en el All England Tennis Club, en Wimbledon, ha reactivado la polémica, el eterno debate en este sentido. Lo cierto es, que si no acumula actualmente los méritos suficientes para serlo, va bien encaminado en lograr apoderarse del máximo sitial en el tenis mundial.

Por lo pronto se deslastró del suizo Roger Federer en cuanto a Grand Slams ganados y se colocó a uno del español Rafael Nadal, quien se ubica en la cima con 23 ‘Majors’ en sus alforjas.

Atrás quedó también el penoso episodio de Australia, donde no pudo competir por no estar vacunado contra el Covid-19, un episodio lamentable con deportación incluida. Entonces se le cerraron puertas, recibió severas críticas desde distintos ámbitos (no sólo los deportivos), dividió opiniones y sufrió en carne propia desplantes que afectaron su espíritu.

Sin embargo, como se pudo observar en Londres, se recuperó con personalidad y tesón, dejando sobre el tapete su condición de tenista batallador, ese que no da ningún punto por perdido y que se va tras cualquier pelota como si en ello se le fuera la vida.

Y de ello puede dar fe el italiano Jannik Sinner, quien tras asestarle un incontestable 6-2 a ‘Nole’ para sacarle dos sets de ventaja, no pudo concluir la faena ante el león herido en el que se transformó el serbio, para terminar de borrarlo de la cancha en cinco mangas.

Y es que un jugador criado entre bombardeos durante la guerra de los Balcanes, ve ahora cualquier desafío en la cancha como insignificante. Es literalmente un sobreviviente, un referente que tuvo la capacidad de escapar, resurgir y desahogarse.

Y eso fue lo que ocurrió con Djokovic tras el episodio de Australia. Recuperó su ánimo y volvió a potenciar sus recursos bajo presión. Y lo concretó nada menos que en Wimbledon, el torneo más prestigioso del circuito, el que acaparó sus primeros sentimientos por el tenis cuando tenía 5 años y veía por TV los partidos en Belgrado.

Entonces se deslumbró con los desplantes del estadounidense Pete Sampras, quizás soñando en un futuro ser como él.
“Mi primer recuerdo del tenis es verlo ganando la final de 1993, cuando yo tenía pocos años. Ese día le pedí a mis padres que me compraran una raqueta”, confesó.

En efecto, Wimbledon fue su inspiración, y el triunfo del domingo anterior lo refrenda, ya que casi tres décadas después, Djokovic levantó el trofeo dorado en la ‘Catedral’ por séptima vez, la misma cantidad del propio ‘Pistol’ Pete (Sampras) y el británico William Renshaw, y apenas una menos que Roger Federer (el máximo ganador en el All England con ocho coronas).

De menos a más
“Este año no ha sido igual que los años anteriores. Empezó como empezó y me afectó definitivamente en los primeros meses del año. No me sentía muy bien en general. Mentalmente, emocionalmente, no estaba en un buen lugar. Quería jugar, pero al mismo tiempo…”, confesó el serbio.

Cuando salió en febrero por primera vez a la cancha en Dubai, cayó en los cuartos de final. “Sentí mucha presión y emociones. En ese momento me di cuenta de que iba a llevar algún tiempo, que tenía que ser paciente y tarde o temprano me pondría en el estado óptimo, donde me gusta estar”.

¿Y dónde más podría sacar todo su potencial? “No es casualidad que Wimbledon tenga tanta relevancia en mi vida y carrera. También es un alivio, considerando lo que he pasado este año. Agrega más valor y más significado. Quiero mantener mi cuerpo sano porque eso es necesario para seguir a este nivel. Y, por supuesto, mantenerme mentalmente cuerdo y motivado para competir contra los más jóvenes”, señaló Djokovic.