¿Es peligroso tomar mucha proteína?
El consumo de proteína está en auge. Es necesaria para nuestro organismo y es que gracias a ella se construyen y mantienen los músculos, los huesos, la piel y otros tejidos. También tienen un papel esencial en el funcionamiento de determinadas hormonas y enzimas. Además, nos mantienen saciados durante más tiempo, evitando que comamos más y engordemos. Este último punto es uno de los argumentos que han hecho que su consumo en formato polvo, batidos, lácteos o barritas enriquecidas se haya disparado estos últimos años. Pero ¿es seguro darle tanta caña a la proteína?
Algunos médicos se muestran preocupados por no saber qué consecuencias a largo plazo puede tener un consumo alto de proteínas. «Nadie puede decir los efectos a largo plazo, y eso es lo que me preocupa como médico. Nadie puede decir cuáles van a ser los resultados en el cuerpo de las personas 10 ó 15 años después», dijo el doctor John E. Swartzberg, de la Universidad de California, Berkeley a The New York Times.
Otros expertos afirman que el organismo no absorbe las altas ingestas de proteínas tal y como muchas personas creen. “La gente piensa que si se llena de proteínas, será una solución mágica, ya sea para perder peso o para ponerse en mejor forma y desarrollar músculo, pero eso no está demostrado”, apuntó Jim White, de la Academia de Nutrición y Dietética a The New York Times. «Puedes comer 300 gramos de proteína al día, pero eso no significa que vas a ganar más músculo que alguien que ingiera 120 gramos al día», dijo White. Mientras tanto, «te estás privando de otros macronutrientes que el cuerpo necesita, como los cereales integrales, las grasas y las frutas y verduras».
Por otro lado, parecen existir posibles peligros de consumir dosis excesivas de proteínas a medida que envejecemos. «Uno de los beneficios y preocupaciones de la ingesta alta de proteínas, especialmente la proteína animal, es que tiende a hacer que las células se multipliquen más rápido», dijo a The New York Times el Dr. Walter Willett, de la Escuela de Salud Pública T. H. Chan de Harvard. «Eso es bueno en la vida temprana, cuando eres un niño en crecimiento. Pero en la edad adulta, este es uno de los procesos fundamentales que aumentan el riesgo de cáncer