La historia de la condesa que se bañaba con sangre

Georg Thurzó era conde palatino de Hungría. El rey Matias II le había pedido personalmente que vaya al Castillo de Čachtice para comprobar o desestimar los rumores que corrían en torno a Erzsébet Bathory, prima de Thurzó, pero que una disputa patrimonial los había enemistado profundamente. Llevó varios soldados con él y llegó, luego de varios kilómetros, a lo alto del cerro donde estaba el castillo —y sigue estando: en la aldea de Čachtice, actual Eslovaquia, declarada reserva natural—, el 30 de diciembre de 1610. La condesa Bathory vivía junto a un nutrido número de sirvientes pero sin guardias. Su marido, Ferenc Nádasdy, conocido como el Caballero Negro de Hungría por los crueles métodos con que asesinaba a sus enemigos, había muerto seis años atrás durante una guerra. Aún hoy las causas son desconocidas; suele decirse que fue envenado por orden de su propia esposa. Habían tenido cuatro hijos juntos.

El castillo estaba ubicado en una propiedad inmensa. De lejos y de cerca, lucía imponente —bellísimo y sombrío a la vez—, pero nadie lo protegía de posibles invasores. Como si no hiciera falta, como si con las leyendas y rumores de la aldea bastaran para permanecer inviolable. Thurzó y su tropa ingresaron lentamente. En el patio encontraron a una mujer. Agonizaba. Tenía la cadera fracturada. En el salón, dos muchachas muy jóvenes, trece años tal vez: una empapada en sangre, ya muerta; la otra, con heridas profundas, respiraba con dificultad. Siguieron avanzando hasta que encontraron lo que se conoce como mazmorra: el calabozo personal de la dueña del castillo.

Adentro, doce mujeres gravemente lastimadas con cortes y . El olor putrefacto de la sangre seca y añeja tenía toda la edificación. Luego aparecieron los cadáveres. Decenas, centenas de cadáveres. Todas mujeres. Mujeres jóvenes.

“Como los grandes perros de raza, era perversa. Y meticulosa”, escribe Valentine Penrose en La condesa sangrienta, publicado originalmente en Francia en 1962 y reeditado recientemente por el sello argentino Interzona con prólogo de María Negroni. “Hermosa e imponente, altanera, enamorada solo de sí misma”, sostiene. “Los demonios los llevaba dentro”, agrega. Es una notable recopilación de documentos acerca de Erzsébet Bathory, la historia real de una aristócrata que nació en Nyírbátor, Hungría, el 7 de agosto de 1560, y murió en la actual Trenčín, Eslovaquia, el 21 de agosto de 1614. Fue acusada y condenada por asesinar a alrededor de 650 mujeres. Lo que leemos en esas páginas cargadas de dramatismo es una mezcla de novela histórica o de historiografía novelada y poema en prosa. Es también un túnel gótico donde la belleza y la crueldad se abrazan, se unen y se perforan en una simbiosis intolerable.

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