Las aerolíneas internacionales planean su regreso a Venezuela

El regreso de los vuelos de TAP Air Portugal a Caracas podría marcar un punto de inflexión en el contexto de lo que ha sido un grave aislamiento en la conectividad de vuelos internacionales en Venezuela en los últimos años. Muchas aerolíneas abandonaron el país por las deudas del Estado con las compañías, la conflictividad política en los tiempos del chavismo, los problemas de seguridad e infraestructura, las sanciones internacionales al Gobierno de Nicolás Maduro y la pandemia.

En los últimos meses, compañías como Air France, Sky, Lan Chile, Iberia, Aerolíneas Argentinas, Avianca y Wyngo se han comunicado con las autoridades del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC) para explorar el terreno y la posibilidad de reanudar operaciones en el país. Las aerolíneas colombianas Avianca y Wyngo deberán esperar a que se concreten las condiciones políticas entre los gobiernos de Colombia y Venezuela, unas relaciones que en este momento están rotas, pero que podrían cambiar tras las elecciones colombianas, cuya primera vuelta se celebra en dos semanas. Las aerolíneas estadounidenses –American Airlines, en particular—deberán esperar al fin de las sanciones impuestas por Washington al Gobierno chavista, un horizonte todavía lejano.

Hasta este momento, de acuerdo a información del presidente de la Asociación Nacional de Líneas Aéreas, ALAV, Humberto Figuera, además de TAP, solo cinco aerolíneas internacionales prestan servicio al Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, de Maiquetía. Se trata de Cubana de Aviación, la panameña Copa, Turskih Airlines, Air Europa y Plus Ultra, que junto a las ocho compañías de aviación venezolanas se encargan de atender el alicaído panorama de vuelos comerciales en el país.

“Pienso que es muy posible que otras compañías regresen pronto, quizás en el segundo semestre de este año”, dice Figuera, quien afirma que algunas condiciones para la prestación de servicio comercial referidas a la seguridad ciudadana y el entono económico –con el fin del prolongado control cambiario vigente en el país—y la tranquilidad política han mejorado.

El derrumbe de la conectividad de los servicios de aviación comercial en Venezuela se concretó en varias fases y, como el derrumbe de toda la economía nacional, arrancó en 2014, cuando la crisis cambiaria y la anarquía en las finanzas del Gobierno de Nicolás Maduro hizo que el Estado venezolano acumulara una deuda de 3.700 millones de dólares con una importante cantidad de aerolíneas europeas y latinoamericanas –Alitalia, Lutfhansa, Latam, Avianca, Air Canadá, Caribbean Airlines, Intel, Mexicana, Gol, TAM, Lan Chile y Lan Perú, entre otras, que entonces decidieron progresivamente marcharse del país. En aquel momento, Maduro interpretó la decisión como una afrenta, y amenazó a estas compañías con que si iban, no regresarían más.

El agravamiento de las relaciones con los Estados Unidos comenzó a complicar poco después las operaciones para las compañías Continental y American, que además comenzaron a afrontar problemas con sus sindicatos y músculo laboral, renuentes a ir a Venezuela por los problemas derivados de la delincuencia. American hizo un esfuerzo especial por retrasar todo lo posible su salida de Venezuela, pero acabó dejando el país.

La conflictividad política, junto la condena internacional hacia la legitimidad y los métodos del Gobierno de Nicolás Maduro, agravaron el aislamiento, que unido a la llegada de la pandemia convirtieron al Aeropuerto de Maiquetía en un reducto para la contemplación y la soledad.

Figuera considera que es el momento de cambiar la situación. “Para muchas de estas compañías Venezuela era un mercado tradicionalmente importante. Las aerolíneas de España, Portugal e Italia, por los inmigrantes que llegaron a Venezuela durante la segunda parte del siglo XX, son destinos con muchos ciudadanos comunes. Ahora, se suma la enorme cantidad de venezolanos en estos mismos países y en otros de Latinoamérica. Lo normal es que esos aviones vayan llenos”, sostiene.

NAM/EL PAÍS