Las zonas económicas especiales, una aproximación a su eventual uso en Venezuela

Las Zonas Económicas Especiales (ZEE) se definen como territorios que establecen cierto trato preferencial a productores y/o exportadores. Implica mucho más que una iniciativa de reintegro de impuestos (drawback), principal elemento que se incorpora a los planteamientos que diversos individuos sostienen, incluso con mucha pasión. Reducir el manejo de las ZEE a un solo instrumento es una simplificación extrema y se debe superar.

Una Zona Económica Especial integralmente manejada puede convertirse en un medio potente de progreso de las naciones, como diversos ejemplos de su uso pueden mostrar en las últimas décadas.

El reintegro de impuestos y/o aranceles (Drawback), es sólo uno de los regímenes aduaneros especiales conocidos. Desde el punto de vista económico es un medio tributario y, por lo tanto, fiscal. Sólo eso. Y por ello, sólo uno de los diversos medios útiles para alcanzar el desarrollo y el bienestar.

Para asumir el reto económico que significa la explotación de las ZEE, se requiere el instrumental completo disponible a los formuladores de políticas públicas, con el fin de servir al el Estado y la sociedad.

El uso de la prospectiva se hace muy útil para la formulación de política pública; los autores poseen experiencia en su uso, e incluso obras escritas sobre el tema, del cual pueden aportar para su incorporación al desarrollo de las ZEE.

En la discusión actual, apuntamos primeramente al desarrollo de las ZEE de los municipios Puerto Cabello y Mora, que pertenecen al área de incumbencia de la Universidad de Carabobo, pero ciertamente lo desarrollado puede ser aplicado en diversos entornos, en otras ZEE de las declaradas en el último decreto que las crea.

Entre las preguntas que nos podemos hacer, está por ejemplo el manejo de los incentivos, tanto tributarios como de otra índole. Cómo hacerlos atractivos tanto a los actuales productores en estas zonas como a nuevos inversionistas que se establezcan en estas áreas. Particularmente el aprovechamiento de ventajas actualmente ignoradas y que pueden marcar una gran diferencia en competitividad.

Como dicho, es un asunto de la prospectiva y, después, de la estrategia. Cada caso debe ser estudiado para establecer las oportunidades de negocios en la costa carabobeña, las cuales no han sido debidamente explotadas.

Lo que sí puede afirmarse es que estas zonas referidas, como las otras cuatro decretadas, requieren de un staff propio que se encargue de desarrollar rutinas que permitan anticipar futuros que puedan ampliar y mejorar sus resultados económicos y de bienestar.

Para eso -y más- estamos a la orden de nuestras autoridades universitarias y los aliados necesarios para convertir las nuevas condiciones institucionales representadas por las ZEE en mayores y mejores resultados en lo relativo al progreso económico y el bienestar social.

La Universidad de Carabobo quiere acompañar y ayudar a la nación en su procura de futuros buenos. 

Por EL CARABOBEÑO