Lucas en el capítulo diecisiete de Hechos, nos relata como Pablo recorrió varias ciudades predicando el Evangelio de Jesucristo. 

Lo más interesante, es que el Evangelio fue recibido de diferentes maneras a cada lugar donde llegó. No fue el mismo resultado en cuanto a frutos de la predicación en Tesalónica, Berea o Atenas.

Por ejemplo en Tesalónica: algunos judíos creyeron, un gran número de griegos piadosos, mujeres nobles no pocas. Hechos 17:4

En Berea: muchos judíos creyeron, y de los griegos mujeres distinguidas, y no pocos hombres. Hechos 17:12

Y en Atenas: pocos recibieron la palabra.  Hechos 17:33

Aprendemos una lección importante al leer estas historias: no siempre los resultados van a ser lo que esperamos.

Como enseña el propio Pablo en la primera carta a los corintios: Yo planté la semilla en sus corazones, y Apolos la regó, pero fue Dios quien la hizo crecer. No importa quién planta o quién riega; lo importante es que Dios hace crecer la semilla. 1 Corintios 3:6-9 NTV

Los resultados son importantes, pero NO deben definir cómo nos sentimos. Nuestro valor debe descansar en quienes somos en Cristo y no en el resultado de nuestro trabajo.

No hemos sido llamados a cambiar a las personas, hemos sido llamados a obedecer a Dios y a amar a las personas como son.

¿Con que estoy más comprometido con la predicación del Evangelio o con los resultados?

¿Mi valor está siendo determinado por lo que hizo Jesús en la cruz del Calvario o por mis resultados en su obra?

Señor, quiero ser siempre un testigo fiel a tu palabra, comprometido siempre a predicar tu verdad. 

Palabras claves: Evangelio, Obediencia, Valor, Identidad, Resultados

Marcos 16:15; Jonás 1:1-2; Hechos 1:8; 1 Corintios 2:4-5; Lucas 4:43 

Janoi Lopez Quintana

Pastor de la Iglesia Cristiana Cypress Houston TX