Venezolanos… Contra vientos y mareas.

En los años 2014 y 2015 se recrudeció la crisis económica en Venezuela, situación que se evidenció en los bolsillos, el poder adquisitivo y la mesa de las familias venezolanas. En muchos hogares bajaron el consumo de Azúcar, Grasa, Proteínas, leche, queso, frutas, vegetales, en otros productos de la canasta básica, lamentablemente en algunos núcleos familiares de 3 comidas diarias pasaron a hacer solo una, esta situación la vivieron los estratos sociales más vulnerables de la sociedad venezolana. En los anaqueles era poco lo que se podía encontrar, y menos era lo que había en los bolsillos para poder comprarlo.

Según la Agencia de la ONU para refugiados ACNUR en su último informe con respecto a la migración venezolana indica que más de 6 millones de venezolanos han salido del país en los últimos años “para huir de la violencia, la inseguridad, las amenazas, y la falta de alimentos, medicinas y servicios esenciales” en este mismo se detalla que la mayoría viven en países de América Latina y el Caribe, “esta se ha convertido en la segunda crisis de desplazamiento externo de mayor magnitud en el mundo(…)mujeres, niñas, niños y hombres salen de Venezuela en dirección a países vecinos y de otras regiones debido a las circunstancias políticas, socioeconómicas y de derechos humanos en su país. Muchas de estas personas llegan asustadas, cansadas y en extrema necesidad de asistencia” señala el estudio de ACNUR.

Las redes Sociales, algunos Periodistas y Medios Masivos de Comunicación digitales han descrito los muchos hechos discriminatorios, y xenófobos que han vivido los connacionales en varios países.

Algunos han pagado a “coyotes” más de 4 mil dólares por persona, quiénes desde México ofrecen “sus servicios” para pasar por el Río y alcanzar “El sueño norteamericano”, otros, con menos recursos han tenido que vender todo y cuánto tenían para trasladarse a países como Perú, Chile, Argentina, Colombia. Los que menos tienen se arriesgan a pasar por La Selva de Darién, en Panamá para atravesar sorteando los peligros propios de una selva, y de los grupos irregulares que han optado por hacer aún más tormentosa la travesía.

-Años de preparación académica y experiencias laborales que se quedaron junto a los suyos en Venezuela-

Fuera de nuestras fronteras médicos, periodistas, ingenieros, profesores, y demás especialistas hoy realizan actividades que por lo general están alejadas de las carreras para las que se prepararon.Taxistas, niñeras, jardineros, ayudantes de cocina, mesoneros, mensajeros entre otros oficios son los que tienen que realizar los venezolanos en otros países, muchos de ellos con especializaciones universitarias, ganan escasamente para pagar el alquiler de los pequeños espacios que habitan, sin poder optar, incluso al servicio de salud.

-Profesionales venezolanos con diversas realidades-

Carolina Castellanos, Ingeniero petrolero, egresada de la Universidad del Zulia, ejercía junto a su esposo en la capital zuliana, ambos, padres de dos niños,  trabajaban en PDVSA, ejerciendo sus carreras; juntos lograron levantar un pequeño emprendimiento de venta de alimentos, a los pocos meses de haber inaugurado el local comercial, ubicado en el sector Cecilio Acosta en Maracaibo, comenzaron a recibir mensajes y llamadas telefónicas para extorsionarlos. Castellanos nunca imaginó que dichos mensajes y llamadas se trataría de algo serio “opté por no contestar llamadas de números desconocidos, ni responder ningún mensajes, inclusive una vez los enfrenté y les dije que no tenía por qué pagarles nada, se trataba de un negocio muy pequeño que no alcanzaba la suma que ellos pretendieron cobrarnos (…) recuerdo era domingo, estábamos en casa, yo preparaba el desayuno a mis hijos cuando escuchamos una ráfaga de disparos, no imaginé que era a nuestra casa, nosotros vivíamos en el sector 18 de octubre en Maracaibo(…)mi instinto fue de proteger a los niños, nos lanzamos al piso, y debajo del carro que estaba estacionado, había una granada, la cual gracias a Dios no logró explotar (…) ellos me llamaron, y yo atendí, entonces comprendí que no se trataba de una broma (…) dejamos el carro, y la casa donde nacieron mis hijos, y salimos del país(…) a los meses me comuniqué con algunos familiares para decirles que estábamos bien y que no regresaríamos” detalló. Al preguntarle  si puso la denuncia a los organismos de seguridad contestó que no sentía que estos le pudieran brindar apoyo, pues señaló que entre las personas involucradas podía haber efectivos vinculados.

Los que aquí se quedaron se reinventan a diario-

Unas palabras muy utilizadas, incluso aún más que la célebre frase “Venezuela se está arreglando”, es “sobrevivir, o rebuscarse”, muchos profesionales han optado por aprender oficios completamente alejados de las preparaciones académicas que recibieron en sus centros  universitarios por años. Un caso muy frecuente en nuestro país es el de las madres solteras con hijos pequeños desempleadas.

Cristina Rondón, maracaibera que vive en Caracas desde hace más de 6 años, estudió en La Universidad del Zulia la carrera de Administración de Empresas, donde también realizó un posgrado, cuando estaba en proceso de la realización de su tesis,  dió a luz a su segunda hija, el padre de sus niños le pidió mudarse a la capital venezolana;  al poco tiempo se separaron, ella trabajaba en una institución pública que con la llegada de un nuevo jefe decidieron reducir el personal, dejándola sin empleo siendo madre de dos pequeños, “vengo de una casa humilde, y recuerdo que de niños mis padres nos decían que estudiáramos para que nosotros tuviéramos un futuro diferente, en un principio así fue, pero de repente quedé sin empleo, en una ciudad  desconocida y con dos niños pequeños(…)he hecho tortas, quesillos, ponqués, suspiros, y hasta dulcería maracucha, he intentado buscar un trabajo de medio tiempo porque no tengo quien me cuide a mis hijos, la menor tiene 5 años, y el mayor 7, tampoco tengo para pagar una guardería(…) gracias a Dios mi hermano que vive afuera desde hace 8 años es quién me ayuda cuando puede(…)no niego que hay ocasiones en las que me desespero, sobre todo para poder conseguir alimentos para mis hijos, la ropa pues son pequeños y van creciendo, los útiles escolares(…)los profesionales en este país pasamos a un último plano, y lamentablemente tenemos unas instituciones que no protegen el estado de vulnerabilidad en el que nos encontramos las madres solteras que somos profesionales(…)he pensado muchas veces irme con mis hijos a buscar cobijo en otro país, pero son muy pequeños y no tengo los recursos” destacó.

Leomar González, caraqueño habitante de la parroquia Caricuao, Biólogo de profesión, egresado de la Universidad Central de Venezuela, la cuál se encuentra este año nuevamente en la lista de QS World University Rankings 2023, como una de las mejores universidades de América Latina. González manifestó con gran orgullo sentirse privilegiado de ser ‘Ucevista’.

Se graduó en el año 2014 y de inmediato comenzó a ejercer su especialidad como auxiliar de investigación en Biología de Vectores, posteriormente ejerció en el Instituto de medicina tropical dentro de la UCV donde realizaba diagnósticos e investigaciones de enfermedades como chagas, y toxoplasmosis.

Leomar González ejerció en el país en varias instituciones públicas, describió con el pasar del tiempo su trabajo ‘anhelado’ era laborar en la parte forense, fue cuando entro al Ministerio Público, “allí ejercí en la coordinación técnica científica ambiental aprendiendo y poniendo en práctica todo lo concerniente a los delitos ambientales(…)éramos más de 30 profesionales(… )Allí estuve del 2017 al 2018 pero la crisis económica comenzó a apretar”.

El profesional de la Biología Leomar González indicó que más de una vez pensó en irse del país, señaló que muchos de los que se fueron durante esos años eran los que tenían un mejor poder adquisitivo, “en 2017 hice mi primer curso de barbería, inicié con familiares, amigos, vecinos (…) Ya venía en camino mi hijo, y necesitaba rendir la quincena, hacía música pero ya eso no daba para completar, así que me incliné por algo que me llamaba la atención (…)en ese momento comenzaron a mermar los beneficios que como funcionarios públicos teníamos y no estaba dispuesto a hacer como algunos que se refugiaron en la corrupción y otros en el conformismo, yo decidí salir al frente, fue la oportunidad que tuve de ponerme serio en practicar el oficio, -trasquilando- aprendiendo (…) Salía corriendo de la Fiscalía a mi casa porque pese a ser principiante ya tenía mis clientes, adicional a eso comenzamos a vender cosas en mi casa como dulces, refresco, pan entre otras cosas”.

González contó como él mismo fue adecuando un pequeño lugar en la sala de su casa con un espejo, y una silla la cuál señaló no era la indicada para la barbería, pero poco a poco fue dedicándole a una pasión que le tocó descubrir,  “me di cuenta que ya estaba viviendo de la barbería(…) Al principio me pegó el soltar el confort que significaba contar con un quince y un último, no tener utilidades, vacaciones, ni días feriados o libres(…)si no trabajo no cobro” indicó que tiene más de 4 años sin saber lo que es gozar de unas vacaciones “no me arrepiento,  este descubrimiento me enseñó a romper los esquemas y los paradigmas que nos impiden salir adelante (…) La vida es dura y uno no puede ser blando, si me hubiese ido del país afuera me hubiese tenido que esforzar (…) Si de algo me tengo que arrepentir es de no haberme reinventado antes (…) La barbería pasó a ser mi modus vivendi, y la Biología mi hobby, yo sigo viendo los insectos, y me siguen fascinando (…) El sueldo que me pagaban como profesional dónde tenía que cumplir un horario entre otros protocolos, solo me alcanzaba para pagar el pasajes (…) Los que nos quedamos, tuvimos que ‘guapear’, apretar la marcha y enfrentar los miedos, pero estamos aquí, este es nuestro país” destacó el Biólogo-Barbero.

Finalmente Leomar González recordó el año 2017, “el año de las lentejas (…) No hubo nadie que no perdiera peso” jocosamente indicó que las lentejas se prepararon de muchas maneras para tratar de comerlas de diferentes formas en el desayuno, almuerzo y cena en los hogares de las familias venezolanas.

Sin duda, la situación que atraviesa el país, ha sido una gran experiencia para cada quién, egresados universitarios o no, los que se quedaron o se fueron. Los entrevistados coincidieron que aprendieron a dejar de lado las expectativas de terceros, y que para salir adelante en cualquier situación, es necesario dar lo mejor de cada uno.

Por/ Nayive Molina Camarillo.