Día de la Tierra cuidarla depende de nosotros 

Hoy celebramos al tercer planeta del Sistema Solar, el lugar en el cosmos al cual llamamos «hogar». Es Día de la Tierra; una oportunidad para la reflexión sobre el daño que, en mayor o menor medida, le causamos a nuestra Casa Grande.

La Organización de las Naciones Unidas designó el 22 de abril como el Día Internacional de la Tierra a través de una resolución adoptada en 2009. El origen de la conmemoración se remonta a 1970, un periodo donde la protección del medio ambiente no era una prioridad en la agenda política.

Por su parte, la Conferencia de la ONU sobre el Medio Humano de 1972, celebrada en Estocolmo, sentó las bases de la toma de conciencia mundial sobre la relación de interdependencia entre los seres humanos, otros seres vivos y nuestro planeta.

Revisemos nuestras acciones

En su mensaje de este año, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidad, António Guterres, vuelve a alertar sobre los daños que la humanidad está infligiendo al planeta.

“Nuestras acciones están destrozando bosques, selvas, tierras agrícolas, humedales, océanos, arrecifes de coral, ríos, mares y lagos”, advierte.

Todo esto, mientras los humanos eluden la necesaria reflexión: al atentar contra el equilibrio de la Tierra, estamos condenando nuestra propia existencia.

“Desde el aire que respiramos y el agua que bebemos hasta el suelo del que nos alimentamos, la salud de los seres humanos depende de la salud de la madre Tierra. Y, sin embargo, parece que estemos empeñados en destruirla”, expresa Guterres en el comunicado difundido por la ONU.

“La biodiversidad se está desmoronando, con un millón de especies al borde de la extinción… debemos poner fin a estas guerras sin tregua ni sentido contra la naturaleza”, es el llamado de la ONU.

Entre las acciones urgentes en favor del planeta y sus habitantes, es necesario “acelerar la acción climática con reducciones más fuertes y rápidas de las emisiones, a fin de limitar a 1,5 ℃ el aumento de la temperatura mundial”, detalla el secretario general Guterres.

La apuesta global debe ser por los ecosistemas saludables, desde los océanos y los ríos hasta los bosques y las praderas, fundamentales en la lucha contra el cambio climático.

La meta es que el 30 % de la tierra y el agua del planeta estén protegidas para 2030, una tarea para la cual están convocados los gobiernos, empresas, instituciones y la sociedad civil. De igual manera, la sabiduría de los pueblos indígenas pudiera aportar muchas de las soluciones a las crisis climáticas y de biodiversidad del mundo.

“Cumplamos con la parte que nos corresponde para proteger nuestro hogar común en interés de la humanidad y el planeta, y para las generaciones venideras”, apuntó Antonio Guterres en su mensaje anual por el Día de la Tierra