La Vinotinto registra el peor balance de los últimos 24 años

El fútbol venezolano a nivel de selecciones, con la de mayores a la cabeza, retrocedió más de veinte años luego de concluida la eliminatoria Sudamericana Catar-2022. Pobreza total, de 54 puntos posibles, en los hechos, 18 fechas de competencia en más de dos años, partidos de ida y vuelta de las diez selecciones en liza, apenas se sumaron 10 unidades, todas de local, en carretera no se logró nada, siempre se salió con las manos vacías.

La peor presentación de un combinado patrio en una eliminatoria de cara a un torneo universal sucedió para la Copa Mundial de Francia 1998, solo se consiguieron 3 puntos, una pesadilla de nunca terminar, con el estigma de “Cenicienta” del continente más vigente que nunca.

Fue a partir de 2001, cuando Richard Páez asumió la conducción de la Vinotinto, en relevo del argentino José Omar Pastoriza, cuando comenzó a despejarse el panorama. El director técnico en más de un oportunidad declaró su deseo de dirigir el balompié nacional a nivel de selecciones, darle identidad, algo que nunca había tenido el fútbol criollo.

Jugador profesional de buena monta en su época y médico traumatólogo, luego director técnico, sin duda conocedor del fútbol, debutó en el banquillo de la Vinotinto a comienzos de la nueva centuria, en enfrentamiento contra Argentina, en Buenos Aires, con un revés de media docena de goles en su contra, pero sin dar lástima, sin esconderse, mostrando otra cara, sin arrugarse pese a la superioridad del anfitrión.

Corridos más de veinte años, el paso de varios directores técnicos, nacionales y extranjeros, y sigue sin romperse el hechizo, la presencia de Venezuela en una Copa Mundo continúa siendo un sueño de nunca despertar, no sé consigue la varita mágica que haga el milagro

El propio Richard Páez consiguió excelentes presentaciones, logró que el fútbol nacional fuera respetado, que no se mirara por encima del hombro, le dio identidad, corroborado más adelante a través de César Farías, que fue precisamente el que estuvo más cerca de alcanzar al menos el puesto del repechaje, quedó a un punto del objetivo.

Páez y Farías hicieron su trabajo, cumplieron, profesionales a carta cabal, pero sin que ambos pudieran clasificar a Venezuela por primera vez a una Copa Mundo, los dos renunciaron a sus cargos, dieron un paso al costado, cada quien con sus argumentos.

Noel Sanvicente, el director técnico nacional más ganador a nivel de clubes en el país, fue llamado al banquillo de la Vinotinto, pero con un paso fugaz, no le fue bien, fue cesanteado por la dirigencia de la Federación Venezolana de Fútbol.

Rafael Dudamel, sin mucha experiencia, solo la dirección técnica de un par de equipos rentados de la Primera División del balompié doméstico, fue llamado como una especie de apagafuegos.

Tampoco alcanzó el objetivo, no obstante estuvo a punto de darle a Venezuela el primer título mundial a nivel de la categoría Sub 20, peleó la corona ante Inglaterra en él Mundial de Corea del Sur de 201 y se quedó con el subcampeonato, perdió por la mínima diferencia en una gran presentación a lo largo de todo el torneo, incluso en la gran final.

Todo apuntaba a la continuación de Dudamel al frente de la Vinotinto, sin embargo renunció para irse a dirigir al Atlético Mineiro, uno de los grandes del fútbol de la Primera División de Brasil, a la postre con un paso efímero, no le fue bien, la directiva del equipo lo cesanteó.

Ante la premura, la eliminatoria Sudamericana rumbo a Catar-2022, se hizo a los servicios del director técnico portugués José Peseiro, quien fue asistente de su compatriota Carlos Queiroz en el laureado Real Madrid.

No cumplió con sus postulados la Federación Venezolana de Fútbol, el pago puntual en sus emolumentos del entrenador Peseiro, trayendo consigo la renuncia del lusitano, dejó huérfano el banquillo del conjunto patrio y prácticamente sin ningún chance de clasificar al Mundial de Catar 2022.

Lo que comienza mal termina mal, pues con la ida de Peseiro, el ente federativo llamó de emergencia a un técnico interino, el criollo Leo González, que logró un triunfo importante frente a Chile en Caracas, primera vez que se daba cuenta de la selección austral en territorio venezolano.

No terminó la eliminatoria González, exigió a los ejecutivos de Fevefutbol de su contratación para la eliminatoria del Mundial de 2026 en Estados Unidos, México y Canadá, siendo relevado por el argentino José Pékerman para dirigir los últimos cuatro compromisos en la ruta a Catar 2022.

Un debut ganador del experimentado técnico albiceleste, un claro 4-1 ante Bolivia en el estadio Olímpico de Caracas, y tres derrotas en fila contra Uruguay en Montevideo, idéntico resultado al de la victoria anterior, caída de 3-0 ante Argentina en Buenos Aires y revés por la mínima diferencia en el último partido de la eliminatoria, en Puerto Ordaz, contra Colombia, después de más de veinte años que no le ganaba a Venezuela en suelo patrio.

Con la mira en el Mundial 2026

Una tarea bien complicada le espera a José Pékerman con miras al venidero mundial en suelo del continente de Norteamerica: Estados Unidos, México y Canadá, romper con el embrujo de más de 90 años, clasificar por primera vez a Venezuela a una Copa Mundo de fútbol.

Analizar con cabeza fría lo que se viene, el Mundial de 2026, es una tarea a descifrar por el experimentado estratega sureño, que logró clasificar a Colombia a dos mundiales consecutivos: Brasil 2014 y Rusia 2018. También tiene en su palmarés la conquista de tres títulos mundiales con selecciones Sub 20 de su país natal.

En la rueda de prensa que dio Pékerman al final del partido frente a Colombia, habló de los cuatro partidos que dirigió, sin nada que criticarle, porque perdió contra dos selecciones que van al Mundial africano: Uruguay y Argentina, y Colombia fuera de la cita universal. Solo logró un triunfo, frente a Bolìvia.

No hay tiempo que esperar, el compromiso es grande para José Pékerman y su cuerpo técnico de cara al Mundial de 2026, con la misión de ganar la mayor cantidad de partidos de local y arañar buenos resultados de visitante, mínimo empates.

NAM/Vía La Nación