¿Y si he caído en pecado sexual?

José es un héroe para muchos de nosotros y la razón es que él pudo mantenerse firme y fiel ante las tentaciones que tuvo que enfrentar con la esposa de su jefe.
José prefirió obedecer a Dios y deleitarse en sus mandatos, antes que disfrutar del placer sexual
Este es un tema que está afectando profundamente la vida de la iglesia, es un tema que callamos.
La inmoralidad sexual está venciendo al deleite que todos debemos tener en Dios. 
Un error que cometemos es restar importancia a las tentaciones sexuales, estas persistirán si no tomamos medidas.
Debemos hacernos cargo de nuestras elecciones morales.
No caemos en la inmoralidad sexual, caminamos hacia ella.
El pecado no es un simple acto espontáneo, es el resultado de todo un proceso.
La batalla moral se gana en nuestros tiempos secretos con Dios.
El éxito de la vida cristiana radica en la rutina diaria.
No prioricemos más el trabajo para Dios que la comunión con Dios.
Si no tenemos una relación íntima con Jesús, cuando se presente la tentación de seguro vamos a caer.
José huyo porque amaba a Dios, no porque estaba pensando en que podía perder su trabajo o porque quería evitar un escándalo.
José se deleitaba tanto con Dios que no necesitó llenar los vacíos de su corazón con sexo ilícito y desenfrenado.
Si estamos derrotados en esta área de nuestras vidas y nos sentimos sucios y culpables de cualquier pecado sexual que ahora mismo nos esté afectando, deberíamos ir a Dios y reconciliarnos con Él.

¿Debo pedirle perdón a Dios por tener una vida abierta al pecado sexual?

¿Estoy buscando llenar los vacíos de mi corazón con la presencia de otra persona?

Padre, quiero que llenes cada espacio y área de mi vida con tu presencia.

Palabras claves: Pureza sexual, Amor, Pacto, Espíritu Santo
1 Corintios 10:13; Santiago 1:12; Proverbios 6:28; Salmos 38:9